OBSERVATORIO CIUDADANO

Línea Sur
José López Arévalo
Noticias de Chiapas
08 octubre 2008

SABINES EN CHINKULTIC

Ladre quien ladre la conducta del gobernador Juan Sabines es una chingonería.
* No se arrugó.
Enfrentó al toro por los cuernos.
Fue al lugar de la tragedia y se reunió con autoridades ejidales, viudas e hijos de las víctimas del desalojo en Chinkultic.
“El gobierno no está peleando con el pueblo; esto no se los hicieron sólo a ustedes, nos lo hicieron a nosotros; es a nosotros, es a Chiapas, no solamente a ustedes”.
Castigo a los culpables, indemnización a los deudos, becas para los hijos de las víctimas, pensión de por vida a las viudas, proyectos productivos, equipamiento urbano y un centro ecoturístico. Las ofertas oficiales.
El ministro de Justicia, Amador Rodríguez Lozano, igual ha sido enfático: los responsables están en la cárcel.
Se consignaron seis policías; se arraigó al director de la Policía Estatal Preventiva (PEP) quien dirigió el cruento desalojo, José Domingo Besares Vázquez, y al subdirector de la policía ministerial, Miguel Alejandro Pola.
* No hay impunidad.
Los ejidatarios, por su parte, devolvieron las armas que habían incautado a la policía y se comprometieron a no volver a invadir la zona arqueológica de Chinkultic.
Ello merece nuestros respetos, tanto Juan Sabines como Amador Rodríguez atajaron cualquier pretensión de quienes acostumbran lucrar con las tragedias.
Los ejidatarios que, con el dolor a cuestas por la pérdida de vidas, tuvieron la serenidad suficiente de no anteponerlo a su visión de futuro. De vivir en paz.
Amnistía. Perdón y olvido.
La actitud del gobernador cortó de tajo con la maledicencia de los profetas del desconsuelo:
“La justicia estará siempre de lado de la gente; me da mucho coraje lo que ha pasado, cuentan conmigo”.
Todo está dicho; es tema zanjado, aunque muchos se encabronen por su propensión a inmolarse en el rencor. Muy su problema. Su hiel.
Chiapas está de nuevo de pie.
* Pa’ lante.

A Chincultik regresó la calma, esa que no necesariamente es sinónimo de normalidad. Y es que después de lo sucedido, que debe ser una gran lección para todos, es difícil enterrar esos acontecimientos dolorosos, que como efectivamente lo dijo el Gobernador Juan Sabines, el daño se lo hicieron no solo a los deudos, sino a todo el pueblo de Chiapas.
Calma densa que se cofunde aún con el llanto de los niños huérfanos, de las madres acongojadas y de las esposas con la mirada perdida. Toda la comunidad de luto, todo Chiapas lleno de indignación.
Nunca mas...
Lo sucedido en Chincultik no debe volver a ocurrir. Nunca mas el estertor de las armas debe suplir los oficios políticos, el entendimiento, la negociación, el acuerdo, la oferta de oportunidades, el diálogo e incluso la comprensión.
"Aquí el gobierno no está peleando con el pueblo", sentenció un Juan Sabines seguramente consternado, pero con las fuerzas suficientes no solo por su carácter firme y justiciero, sino por el que le prodiga el peso de su envestidura, el ser depositario de la confianza mayoritaria de los chiapanecos para que nos guíe desde eso que hemos llamado el gobierno del reconcilio, del reencuentro, de la emancipación.
El comunicado de prensa emitido por la COCOSO, reconoce que el mandatario se reunió en ese lugar con las "viudas e hijos de las víctimas del desalojo", mujeres que llegaron junto a él "con las lágrimas a flor de piel", y los muertos a flor de tierra, la raza a flor de historia, la esperanza a flor de mejores expectativas de vida.
Hizo bien el jefe del ejecutivo estatal al manifestarle a esa mujeres de llanto derramado que no están solas: Así lo entendieron Gloria, Ofelia, Rebeca, Eloisa y Luz.
Luz, nombre significativo que llegó con la desgracia, para quedarse en el entrecejo de la justicia, que ahora como nunca deberá asentarse ahí, exactamente donde cayeron las balas que terminaron con la vida de los cuatro campesinos caídos.
Ahí estaba también la señora Isabel Aguilera, mujer de temple que está a lado de su esposo en estos momentos duros por difíciles pero no insuperables ni mucho menos convertidos en carne de cañón para el olvido menesteroso.
Por eso el Gobernador Sabines decidió ir a lado de esa gente, para prometerles que no están solos, pero sobre todo para decirles que se castigará con todo el peso de la ley a quienes lesionaron la armonía y el sosiego que hoy vive Chiapas como pocos momentos de su historia registra.
Las palabras y el aliento de Sabines debieron ser bálsamo reconfortante, máxime cuando con la sencillez y sinceridad que lo caracteriza, acudió para dejar constancia que no es su gobierno ni mucho menos su voluntad la manifestada ahí, de esa forma sino una circunstancia grosera y condenable, de cuyos autores van a enfrentar la ley sin miramientos ni dobleces de ninguna especie.
Sabines llegó a establecer compromisos: castigo a los culpables, indemnización a los deudos, becas para los hijos de las víctimas, pensión de por vida a las viudas, así como proyectos productivos para la comunidad, equipamiento urbano y un centro ecoturístico que será administrado por la propia comunidad.
Por su parte, los ejidatarios de San Miguel, comunidad colindante con Chincultik, tomaron la mano y las palabras del gobernante, comprometiéndose a su vez a respetar el marco jurídico que nos rige sin provocar la acción de la justicia misma con bloqueos estériles, sin revanchas y sin ánimos de confrontación.
Eso es bueno para todos, que ese trance sea una lección inolvidable desde donde todos deberemos aprender.

El pasado viernes en el operativo de desalojo en la zona arqueológica de Chincultik, municipio de La Trinitaria, donde participaron la Policía Estatal Preventiva, elementos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y miembros del Ministerio de Justicia, por falta de tacto político y experiencia se produjo un enfrentamiento con saldo de seis muertos y 22 heridos, y como siempre el hilo se rompe por lo más delgado, porque resulta que los únicos responsables, a criterio del Ministro de Justicia, Amador Rodríguez Lozano, son los policías que participaron en el desalojo violento, a donde fueron enviados por mandos superiores.
En comentarios se dice que el operativo que se llevó a cabo en el municipio de La Trinitaria va más allá de un simple desalojo porque tiene trasfondo político, sobre todo porque quienes dieron la orden de desalojar a como diera lugar a los campesinos de la zona arqueológica de Chincultik, al parecer sus intereses giran en torno de propiciar inestabilidad política en el estado de Chiapas, por ello los pablistas que despachan en la Secretaría de Gobierno y Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana no optaron por la vía de la negociación política sino tomar por asalto al grupo de campesinos para llevar a cabo el desalojo. Afortunadamente la perversidad política no rindió los frutos esperados para quienes pretendieron manchar la administración del gobernador Juan Sabines Guerrero, quien siempre ha ofrecido el diálogo a todas las organizaciones políticas y partidos políticos para dirimir los problemas por la vía pacífica para no lesionar intereses de los chiapanecos que quieren vivir en paz, sobre todo porque con anteriores gobiernos, como el de Julio César Ruiz Ferro, donde por la ambición del poder se produjo una matanza de 45 indígenas en Acteal, pero en fin quien tiene la última palabra es el gobernador de Chiapas para blindar la estabilidad política y la seguridad pública de los chiapanecos; por ello en conferencia de prensa señaló que se investigará a fondo quienes son los verdaderos responsables de este abuso de autoridad cometido el pasado viernes contra un grupo de campesinos en el municipio de La Trinitaria.
Al mismo tiempo el Jefe del Poder Ejecutivo se reunió con las familias afectadas y se comprometió a indemnizar a los deudos, castigar a los responsables, instalación de un centro ecoturístico para ser administrado por los ejidatarios, solicitar al IHNA que emplee principalmente como trabajadores a miembros del Ejido en la administración de la zona arqueológica, y proyectos productivos para las tierras del ejido; ellos a su vez se comprometieron a no reinstalarse en las zonas federales señaladas, participar en campañas de protección ambiental que convoque la CONANP y el Gobierno del Estado, y devolver las armas a la policía.

Un acto de arrojo el del gobernador Juan Sabines Guerrero al asistir a la colonia Miguel Hidalgo, en La Trinitaria, para sumarse al duelo de los deudos de seis campesinos asesinados el viernes 3 de septiembre, durante un desalojo policíaco en las afueras del sitio arqueológico de Chinkultic. “¡Esto no se los hicieron solo a ustedes, nos lo hicieron a nosotros, es a nosotros, es a Chiapas, no solamente a ustedes”, les dijo.
Era importante que el gobernador visitara el lugar del incidente, donde el dolor es luto, en un momento en que era importante que Juan Sabines Guerrero patentara de lado de quién está el gobierno que él encabeza. “Aquí el gobierno no está peleando con el pueblo; la justicia estará siempre de lado de la gente; me da mucho coraje lo que ha pasado, cuentan conmigo”.
Los compromisos que pactaron el gobierno del estado y los ejidatarios es: castigo a los culpables, indemnización a los deudos, becas para los hijos de las víctimas, proyectos productivos para la comunidad, equipamiento urbano, un centro ecoturístico operado por los ejidatarios, así como una pensión de por vida a las viudas, como es el caso de las señoras Luz Alfaro Velasco, Gloria Martínez Aguilar, Ofelia López Vázquez, Rebeca Hernández Ramírez, Eloisa Espinosa López.

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