ISAÍN MANDUJANO/APRO
TUXTLA GUTIÉRREZ, Chis., 03 de noviembre (apro).- A un año del deslizamiento de un cerro que sepultó al pueblo Juan del Grijalva en el municipio de Ostuacán y dejó 25 muertos, todavía unas 300 familias originarias de ese lugar siguen en campamentos esperando les sean construidas las famosas ciudades rurales prometidas por el gobierno estatal.
Poco más de las 20 horas del lunes 4 de noviembre, más de 200 familias en el poblado Juan del Grijalva, fueron sorprendidos por un alud que cayó sobre el afluente del Rio Grijalva entre las presas Malpaso y Peñitas.
El río Grijalva es uno de los más caudalosos de México junto con el río Usumacinta, ambos ubicados en Chiapas.
La fuerza del deslizamiento del cerro provocó que se levantara una ola de más de 20 metros de altura aguas arriba rumbo a Malpaso, arrasando con la comunidad Juan del Grijalva que se encontraba más cercana.
Tras la tragedia 25 personas fueron arrastradas entre las aguas piedra, árboles y lodo hacia el cauce del río, pero tras varios días de búsqueda solo el cuerpo de 19 de ellas fueron rescatados el resto quedaron sepultados entre cientos de miles de metros cúbicos de tierra.
A la población sobreviviente de Juan del Grijalva se les concentró en la cabecera municipal de Ostuacán, donde les fueron construidas casas provisionales de madera o bien llamados campamentos provisionales.
Para mitigarles la desesperación soterrada, el gobierno estatal sigue subsidiando a las más de 300 familias campesinas con apoyos productivos, despensas, talleres y capacitación tanto para los hombres como para las mujeres.
En tanto que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y la Comisión Nacional del Agua (CNA), invirtieron unos mil 500 millones de pesos para poder abrir un canal que permitiera desfogar el agua represada en la zona del derrumbe ubicad a 57 kilómetros debajo de la presa Malpaso y 25 antes de la presa Peñitas.
Ahora, se construyen dos mega túneles de 14 metros de diámetros cada uno, en un cerro antes de la curva del derrumbe, esto para ayudar a que el agua se desfogue de forma directa cuando suba de nivel y no provocar una presión sobre el estrecho canal donde de forma natural se ha creado una represa.
Luis Manuel García Moreno, no deja de considerar un riesgo la zona, pero elogia la labor de los técnicos e ingenieros de la CFE y la CNA, de quienes dicen siguen trabajando para evitar que una desgracia aun mayor pueda ocurrirá para la zona baja de la región.


Para Silvia Ramos Hernández, Coordinadora de Monitoreo Volcanológico-Sismológico de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas y de la Subsecretaria de Protección Civil existen varios factores que han ocasionado que fenómenos como el de Juan del Grijalva hayan ocurrido o puedan ocurrir en otra parte de Chiapas.
Ramos enumera la lista de factores, tales como el despojo acelerado de la cubierta forestal; presión, pérdida de la biodiversidad, reducción y fragmentación constante de hábitats; extinción acelerada de especies de plantas y animales; alteraciones irreversibles sobre el clima, por la práctica constante de las quemas; alteraciones de los mantos freáticos; avance veloz del proceso erosivo de suelos en laderas.
Asimismo, considera otros factores como el agotamiento de la fertilidad de suelos y pérdida de productividad en los cultivos, el incremento de inundaciones tanto en áreas urbanas rurales, la contaminación de aguas, suelos y plantas con efectos directos e indirectos sobre la salud humana, de animales y sobre las plantas, el azolvamiento de los cuerpos de agua, el uso inapropiado de agroquímicos y la generación y falta de disposición adecuada de residuos sólidos y aguas negras de áreas urbanas y rurales.
Señala que junto con el incremento de la población, la pobreza, la presión sobre la tierra, la economía, ocasionan problemas ambientales de gran dimensión, como incendios, inundaciones, deforestación, pérdida de la diversidad biológica, erosión de suelos, contaminación en aguas, suelos, plantas, sequías, azolvamiento de cuerpos de agua y otros.
“Los deslizamientos como peligros geológicos, pueden ocasionar pérdidas de vidas humanas, damnificados, daños en propiedad privada e infraestructura pública. Pueden obstaculizar el suministro de alimentos, actividades económicas y el deterioro de suelos agrícolas”, dice un documento de los investigadores Víctor Manuel Hernández Madrigal , Juan Carlos Mora Chaparro y Víctor Hugo Garduño Monroy .
El primero, del Departamento de Geología y Mineralogía del Instituto de Investigaciones Metalúrgicas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y los dos más miembros del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México, recorrieron todo el norte del estado de Chiapas.
Los científicos encontraron que unas 339 mil 731 personas se encuentran en los mismos riesgos que la población de Juan del Grijalva. Esta población habita en unas 200 comunidades de 42 municipios del norte del estado de Chiapas.
“La UNESCO reporta que el 14% de las víctimas de catástrofes naturales son atribuidas a la inestabilidad de laderas, cifra que se considera subestimada si se considera que parte de las víctimas atribuidas a terremotos son en realidad provocadas por colapsos de laderas detonadas por el evento sísmico”, dice el documento de los investigadores.
En su trabajo muestra imágenes de zonas riesgo en municipios como Tapilula, Francisco León, Pueblo Nuevo, Ixhuatán, Solosuchiapa y San Fernando.
Para poder reubicar a personas en zonas de riesgo el gobierno de Chiapas se ha propuesto crear ciudades rurales en varias partes de la entidad, sin embargo a las personas damnificadas en Ostuacán que se les prometió primero estas todavía no resultan beneficiadas.
Hoy como desde noviembre pasado, siguen esperando la ayuda gubernamental prometida.
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ISAÍN MANDUJANO/APRO
TUXTLA GUTIÉRRREZ, Chis.., 04 de noviembre (apro).- Líderes de otras 243 familias de cinco poblados diferentes desplazadas por las inundaciones -a lo largo de 57 kilómetros entre la prensa Malpaso y la zona de Juan del Grijalva-, reclamaron al gobierno estatal que a un año de que dejaron sus casas aun sigue esperando habitar las prometidas en las “Ciudades Rurales”.
En conferencia de prensa, los líderes de la Organización Proletaria Emiliano Zapata (OPEZ), Caralampio Gómez Hernández y Pablo César Gómez Alfaro, denunciaron que las 243 familias fueron echadas de sus casas luego que el incremento del nivel del agua del río Grijalva destruyera sus cultivos y viviendas en los poblados El Limoncito, La Isla, Ricardo Flores Magón, Rubén Jaramillo y Genaro Vázquez Rojas.
Durante los primeros meses, desde noviembre del 2007, estas estuvieron en un albergue pero al ponerse caótica la situación de convivencia mutua, el gobierno les construyó unos campamentos provisionales con casas pequeñas de madera con la promesa de que les construiría una ciudad rural.
El gobierno estatal adquirió 11 hectáreas en el municipio de Tecpatán donde les dijo construiría la ciudad rural, de hecho el gobierno mandó a construir la casa muestra pero ahí empezaron los problemas pues los campesinos rechazaron la mala calidad del material con que se construyó y los espacios reducidos de ella.
Con sus propios esfuerzos los campesinos gastaron 144 mil pesos para que arquitectos traídos por la OPEZ de la Ciudad de México les construyera su propia casa muestra para ofrecérsela como propuesta al gobierno del estado.
“Creo que sale más barata que la que nos ofrecieron y es de mejor calidad y muy amplia, solo que como están gastando en contratistas, el consabido diezmo y demás prorrateo, estos les cobran carísimo. Si las propias familias formamos el comité de construcción y nos dan el dinero seguro con lo que pagan para construir dos nosotros hacemos tres”, dijo Caralampio Gómez Hernández.
Señaló que la población está desesperada viviendo en los campamentos provisionales y están a punto de haber un estallido social en la zona ante el incumplimiento del gobierno del estado que se ha llevado más de un año sin haber cumplido su meta de construir las ciudades rurales prometidas.
“La gente está cansada, angustiada, ya están hartos de promesas, de esperar y esperar, cualquier rato van a salir a las calles, van a marchar, van a tomar carreteras o edificios públicos, solo de esa forma creo nos van a escuchar y atender nuestro reclamo, solo así entiende el gobierno”, indicó Pablo César Gómez Alfaro.
Los líderes de las 243 familias llegaron este martes a Tuxtla para recordar al gobierno que sigue vigente la problemática en la zona, que siguen esperando sus viviendas eso sin contar con los pagos por las tierras que les inundaron las aguas del río Grijalva.
Señalaron que de la Ciudad Rural Emiliano Zapata que les prometió el gobierno no se ven ni el avance en la construcción de las viviendas y no se tiene esperanzas que eso sea pronto.
Estas 243 familias son adicionales a las casi 300 que permanecen en campamentos provisionales en la cabecera municipal de Ostuacán y que también reclaman habitar sus nuevas casas en la Ciudad Rural Nuevo Juan del Grijalva que les prometieron y no han sido entregadas.
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