De nuevo un proyecto turístico afecta a comunidad chiapaneca

Prohíben a indígenas choles cruzar carretera que “sólo es para turistas”

Hermann Bellinghausen (Enviado)

La Jornada, 13 de enero del 2009.

Ampliar la imagenImagen del balneario El Salvador, en el río Agua Clara, a cargo del municipio autónomo zapatista Comandanta        RamonaImagen del balneario El Salvador, en el río Agua Clara, a cargo del municipio autónomo zapatistaComandanta RamonaFoto: Moysés Zúñiga

Ocosingo, Chis., 12 de enero. Ignorados y engañados, los ejidatarios choles de Adolfo Ruiz Cortines (municipio Salto de Agua) han decidido ejercer lo que sucesivos gobiernos prometieron respetar, sin cumplirles: sus derechos sobre la carretera que desde hace tres décadas atraviesa su territorio hasta las famosas cascadas de Misol Há. Un jugoso atractivo turístico a cargo de la sociedad del mismo nombre, administrada por ejidatarios de San Miguel, que sin tener derechos territoriales en Ruiz Cortines han recibido el respaldo de los gobiernos chiapanecos para invadir y sacar provecho de esas tierras. Últimamente ya ni dejan transitar por la carretera a sus pobladores, porque dan mala imagen a los turistas que visitan el paraje.

En un amplio documento firmado por todos los ejidatarios y dado a conocer esta mañana, manifiestan que desde hace siete u ocho años “la sociedad cooperativa turística ejidal ‘Cascadas de Misol Há’ nos prohibía nuestro paso porque llevamos carga a nuestra espalda, nos veían sucios de tierra y carbón y con olor a sudor, que sólo es para los turistas la carretera. Solicitan la intervención de la policía estatal de caminos, la cual nos intimida y dispara al aire sus balas”.

Y argumentan: “si hemos sido discriminados con crueldad e injusticia, nosotros como pueblo queremos construir una caseta de cobro en la entrada de la carretera ramal cascada de Misol-Há (entre Palenque y Ocosingo), con un total control del ejido Adolfo Ruiz Cortines, porque es nuestro derecho y obligación usufructuar lo que con mucho esfuerzo logramos obtener”.

Denuncian que sus derechos indígenas “han sido atropellados, por ello tomamos decisiones de construir la caseta”, y que “todo lo que ingrese será al 100 por ciento” del ejido afectado por los abusos de “dos actores”: el gobierno y la sociedad turística.

“Han existido diálogo y negociaciones estériles, sin acuerdos y sin rumbo, que sólo a un inicio ya se ve la inclinación directa del gobierno o servidores públicos, tanto estatal y federal, hacia la sociedad cooperativa ejidal turística. En cuanto a nosotros nos toca los más peores insultos, rechazos y negación del gobierno, así como el hostigamiento e intimidación de que ‘sufriremos en la cárcel’”, pues hoy resulta que el ramal “es federal”, aunque no hay expropiación.

Su relación de hechos es vívida: “hace más de seis años se trató de hacer la caseta ejidal por tener el mayor derecho como dueños legítimos. Absorbió de inmediato la delegación de gobierno de Pablo Salazar Mendiguchía”. Y luego, “mientras dialogábamos en Palenque, en nuestro ejido patrullaban carros de seguridad pública con velocidades altas y armas que a la vista se veía como ametralladoras y encapuchados, mientras el diálogo concluía con amenazas de la sociedad cooperativa Misol-Há, que pase lo que pase nadie se responsabiliza, ya que ellos dicen tener más acercamiento al gobierno, que tienen muchos recursos y dinero para desaparecernos”.

A 20 kilómetros de Palenque, Misol-Há es visitado anualmente por cientos de miles de personas atraídas por las ruinas palencanas, quienes literalmente pasan encima de los de Ruiz Cortines para ir a pagar y consumir a la sociedad del ejido urbanizado San Miguel, que queda al otro lado de la carretera, y aprovecha las cascadas que no están en su ejido. Al apoyar a estos últimos, el gobierno de Juan Sabines repite la receta de sus predecesores, encarrerado en un “megaproyecto” turístico que incluye a las cascadas.

En 1950, 76 familias choles de Tumbalá fundaron Ruiz Cortines. El ramal se abrió en los años setenta, en favor de San Miguel desde el primer momento: “Sin ningún permiso, ni autorización, ni consulta al pueblo simplemente entraron y unos de los que presenciamos aún vivimos. Quisimos bloquear y sólo quisieron pasarnos la maquinaria encima y el comisariado de San Miguel exigía seguir abriendo sin consideración, él explotaba cerca de nosotros los famosos pólvora que usaba la compañía constructora a espantarnos y regañándonos hasta por amenazas de muerte.

“Quisimos dejar y dejamos claro que algún día vamos a reclamar. Fue así que metieron la carretera sin consentimiento de nosotros, y lo mismo volvieron a repetir con la Comisión Federal de Electricidad, pasaron la línea tumbando árboles maderables, maizales y frijolares y hasta el robo de productos y alambrados. De tal forma usufructúan, viven y comen en nuestro terrenos”.

Los ejidatarios choles reivindican el “derecho de posesión a nuestra tierra, ya que nadie puede llegar a mandar en su propia casa de uno sin que (importe) el dueño, y siempre hemos sido los dueños legítimos”.