ONG’s responsabilizan al Ejército de la muerte de un inmigrante en Chiapas

El documento firmado por una veintena de organizaciones, revela: “Un retén policiaco-militar abrió fuego a una camioneta que transportaba migrantes; dos salvadoreños, dos ecuatorianos y tres más de quienes se desconoce su nacionalidad”.

Lun, 28/09/2009 - 15:09

MILENIO DIARIO

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Chiapas.- Organismos No gubernamentales de Derechos Humanos responsabilizaron a efectivos del ejército mexicano de la agresión con armas de alto poder que sufrieron, el viernes 18 de septiembre, un grupo de inmigrantes salvadoreños y ecuatorianos, en donde falleció el cuscatleco, Víctor Alexander Melgar Lemus y cuatro más resultaron heridos en el municipio de Comitán

El documento firmado por una veintena de organizaciones, que obra en poder de Milenio revela: “Un retén policiaco-militar abrió fuego a una camioneta que transportaba migrantes; dos de El Salvador, dos ecuatorianos y tres más de quienes se desconoce su nacionalidad, ya que huyeron del lugar. El resultado: un salvadoreño muerto y tres heridos de gravedad, de los tres migrantes que huyeron del lugar, se desconoce su estado de salud”

Y reproducen el testimonio de uno de los inmigrantes, que fue herido – sin dar nombre – y que presuntamente se encuentra custodiado por efectivos del Ejército Mexicano en las instalaciones del Hospital regional de Comitán.

“Nosotros llegamos allá, entramos por un lugar que se llama Gracias a Dios, que no sé dónde está, pero sé que ya es frontera de Guatemala con México. El pollero de Guatemala nos pasó con el pollero de México y ya de ahí nos subimos a una camioneta que nos dejó en un lugar; ahí nos bajamos y caminamos una hora y media, hasta que llegamos a un monte y ahí nos echamos hasta que anocheciera.

Ya de noche llegó otra camioneta, nos subimos y nos acostamos para que no nos viera nadie; ahí como pudimos nos acomodamos y comenzamos a andar. Como cuarenta minutos después, el pollero dijo que había un retén; yo no vi nada, levanté un poco la cabeza y pude ver a cuatro personas afuera.

El pollero bajó la velocidad y escuché que le dijeron que se parara y cuando se acercó más al retén, aceleró; seguimos y avanzamos un poco y nos alcanzaron y comenzaron a disparar; yo sólo me encogí y le pedí a Dios que me sacara vivo.

Empezaron los disparos, muchos disparos, y yo sentí cómo me entró un disparo, aquí en la espalda. La camioneta siguió andando y escuché cómo el pollero le dijo a otro con el que venía que manejara. Seguimos como 15 minutos por el monte hasta que sacó mucho humo y la llanta del lado donde yo iba se bajó y ya no pudo seguir la camioneta.

Yo me sentí aliviado cuando paró la camioneta, porque a todos nos habían dado, había mucha sangre y todos nos hubiéramos muerto si hubiéramos seguido, y los que pudimos nos salimos de la camioneta y nos quedamos tirados en el monte; otros tres se fueron entre el monte, iban heridos también; yo caminé un poco hasta un camino donde una hora después pasó una camioneta con policías vestidos de negro a los que les hice una señal para que vinieran y los llevé a donde estaban todos tirados.

Comenzaron a ver a todos y poco tiempo después llegaron otros, que eran militares, porque estaban vestidos de verde, así, camuflajeados, y a todos nos comenzaron a pegar con sus armas. Así, viendo que estábamos todos heridos y no podíamos hacer nada, nos empezaron a gritar y a amenazar que quiénes éramos.

A mí me dieron con la parte de atrás del arma, por donde me había entrado la bala; me caí y después llegó la ambulancia y nos empezaron a recoger. Yo me desmayé y ya desperté aquí en el hospital... ya no me acuerdo de más, la impresión, no sé, ya no me acuerdo de más...”

Por su parte, el cónsul de El Salvador en Tapachula, Nelson Miguel Cuellar Hernández informó que su compatriota, Freddy Enrique Mancilla Mancilla, quien recibió un impacto de arma de alto poder, ya fue intervenido de la lengua y se encuentra estable y fuera de peligro.

“La próxima semana, le practicaran una segunda cirugía –maxilofacial – para reconstruirle la mandíbula y parte de la cara. Ahora se encuentra hospitalizado en Tuxtla Gutiérrez a disposición del Instituto Nacional de Migración”

El diplomático salvadoreño, dijo que durante el tiempo que estuvo internado en Comitán, Mancilla Mancilla vio a un par de oficiales del Ejército Mexicano que se encontraban en las inmediaciones de la sala en donde convalecía, Filiberto Hernández Pérez, presunto “coyote” que transportaba en la camioneta dodge a los inmigrantes, cuando fueron agredidos.

Al respecto, la representante de Enlace, Comunicación y Capacitación, Ana Elena Barrios externo su preocupación: El cobijo de los gobiernos federal y estatal hacia estos agresores “oficiales” es motivo de indignación y sospecha, pues hasta el día de hoy no han recibido ningún castigo por esta acción siniestra que atenta contra la vida y los derechos humanos fundamentales de las personas migrantes. Justifican este hecho como una medida ante el riesgo que corren al enfrentarse a la “delincuencia organizada”.

No podemos dejar pasar por alto estos hechos, cuya gravedad reclama acciones efectivas de reparación y justicia para las víctimas, tanto a los migrantes que aún se encuentran hospitalizados, como para la familia del migrante fallecido, Víctor Alexander en concordancia con las leyes nacionales y los instrumentos internacionales suscritos por el gobierno mexicano en torno a los derechos humanos de los migrantes que transitan por el territorio mexicano.

De igual modo, las acciones de justicia deben considerar el castigo ejemplar para quienes violan los derechos humanos de las personas migrantes, cuando su función debiera ser la de brindarles protección y seguridad; y en este caso particular, para quienes han violentado el derecho más fundamental de las personas que es el derecho mismo a la vida.

El documento esta firmado por Enlace, Comunicación y Capacitación, Consejería de Proyectos Sociales de Guatemala, el Instituto de Derechos Humanos de la Univrsidad Centroamericana, José Simeón Cañas”, Formación y Capacitación. A.C, y representantes de Albergues y Casas de Migrantes, así como de la Iglesia Católica, entre otras organizaciones.

Juan de Dios García Davish/Corresponsal Milenio