Las remesas de los chiapanecos y la crisis actual

Jorge López Arévalo

Las remesas en Chiapas en 2007 fueron de 906.3 millones de dólares y tienen un impacto importante en términos macroeconómicos, ya que representaron el 5.4 por ciento del PIB, mientras que en México como país representaron el 2.7. Sin embargo, la situación de Chiapas no se puede calificar como dependiente de las remesas, como sería el caso de algunos otros estados que reciben montos mucho mayores o incluso menores pero con economías pequeñas como Zacatecas, donde el impacto es mucho mayor. Los estados dependientes de la remesas serían los casos de Zacatecas, donde éstas representaron en 2007 el 10.1 por ciento del PIB, Guerrero (9.4), Oaxaca (9.3), Hidalgo (7.1) y Guanajuato (6.4). En algunos países muy pobres como Honduras y Haití las remesas representan el 25.6 y el 21.6 por ciento del PIB, respectivamente.


Si bien las remesas en Chiapas, en términos macroeconómicos, son importantes (5.4 por ciento del PIB), lo son más si valoramos el impacto a escala familiar, pues tenemos lo siguiente. Si una familia chiapaneca recibía un monto mensual de 300 dólares y dejó de hacerlo, el golpe a la economía familiar puede ser catastrófico, más cuando son varios miles de familias chiapanecas las que dependen del subsidio que les llega del exterior. Me he encontrado varios casos de chiapanecos que están regresando, concretamente en la colonia Las Granjas de Tuxtla Gutiérrez, pues dicen que la cosa se puso muy mala en Estados Unidos, pues, si tenían dos trabajos, perdieron uno y los controles son mayores y por eso decidieron regresar en espera de mejores tiempos.


Las remesas son la mayor afectación de la crisis global sobre la deteriorada economía chiapaneca, pues nos ha afectado más lo que aconteció en el mercado de trabajo en Estados Unidos que en el de México, pues los paisanos han dejado de mandar millones de dólares de remesas y en términos de bienes y servicios es escasa la exportación de Chiapas al mercado estadounidense y se reduce a algunos productos del sector agropecuario. Las remesas de los chiapanecos han estado disminuyendo desde 2007, no así la emigración, pues Chiapas se ha convertido en el estado mexicano que más expulsa población a Estados Unidos. En términos de las primeras, por su mengua, en el país fue el segundo lugar en los tres primeros trimestres de 2009, comparado con el mismo periodo de 2008; Chiapas dejó de recibir en 2009 149.3 millones de dólares con respecto al mismo periodo de 2008. Se dice fácil, pero afecta a miles de familias de carne y hueso que han visto aumentar su vulnerabilidad social. También tenemos registros en la Sierra de que ahora mandan dinero de Chiapas a EU para evitar los parientes que lograron llegar a ese país no se regresen, puedan paliar la crisis de la falta de empleo y tienen la expectativa de una posible reforma migratoria que les permita legalizarse.


La región Sur-Sureste de México ha sido la más afectada por la crisis que golpeó al mercado de trabajo de EU. Sólo Tabasco supera a Chiapas por el porcentaje de la disminución de las remesas. Ahora sólo falta ver los pormenores del paquetazo económico y sus efectos sobre el gasto público y de ellos sobre la economía chiapaneca, pues son los dos motores que la mantienen a flote: remesas y gasto público. No tenemos motores internos importantes y significativos, pues ahí sí somos dependientes de estás dos variables juntas, que llegan a representar más de la tercera parte del PIB estatal.


Parece que los chiapanecos somos enrevesados, pues cuando se dio la primera recesión de Estados Unidos en 2001 iniciamos el éxodo y a partir de 2006 obtuvimos el primer lugar en expulsión de mano de obra a Estados Unidos de todas las entidades federativas del país, lugar que se ha conservado en 2007 y 2008, este último año del inicio de la crisis global que tuvo su epicentro en Estados Unidos. Tenemos otro primer lugar, la de iniciar la fuga a Estados Unidos en medio de las crisis, así fue en 2001 y así sigue siendo en 2008.


Chiapas se ha convertido en pocos años de lugar de tránsito y de destino de la migración laboral internacional a un lugar de destino, tránsito, expulsión y retorno, reuniendo así todas las facetas de la migración laboral internacional. La crisis de Estados Unidos ha golpeado fuertemente a la región Sur-Sureste en términos de la disminución de remesas, aun cuando en todas las entidades del país se ha dejado sentir, pero la Sur-Sureste, al ser una región emergente en la emigración es la más afectada. Chiapas ocupa el segundo lugar con una disminución del 24 por ciento y Tabasco el primero con el 26.2 por ciento.

La afectación por la disminución de las remesas en Chiapas es amplia, pues tiene impactos a niveles macro y microeconómico. En el primero podemos distinguir que afecta al PIB mediante la disminución del consumo, pues hasta ahora son 149.2 millones de dólares menos que dejan de demandar bienes y servicios. Suponiendo que el 80 por ciento se destine al consumo, casi 120 millones de dólares han salido de la demanda de bienes y servicios. A nivel microeconómico implica que un ingreso importante para la reproducción familiar se deje de recibir y la condición de pobreza de esas familias se profundice. Si consideramos que las remesas afectan las tres variables básicas, consumo, ahorro e inversión, entonces tenemos que sus efectos sobre el PIB pueden ser significativos, pues disminuyen la capacidad de consumo, ahorro e inversión de la población chiapaneca, afectan la demanda agregada y deprimen la economía, estimulando las tendencias recesivas, mientras que en el plano familiar disminuyen la capacidad de consumo y la posibilidad de escapar de la pobreza extrema.

Afectan la industria de la construcción y a las tiendas de materiales, así como a los bancos, que mueven menos dinero y en algunos municipios los hacen inviables y cerrarán sus puertas; lo mismo sucede con la industria del transporte y otras actividades dinamizadas con las remesas de la emigración internacional; bueno, hasta el coyotaje se ve afectado, pues es una industria floreciente en Chiapas. Ya hay hasta coyotes indígenas que se encargan de llevar a paisanos por las rutas del desierto de Arizona.

¿Por qué no vendemos Chile y nos compramos algo chiquito cerca de París?

Cuenta el escritor chileno Jorge Edwards que un amigo de Pablo Neruda, el músico Acario Cotapos, le dijo esa frase al poeta, queriendo demostrar su fascinación por la Ciudad Luz. Cuando uno camina por esas calles, callejones y plazas se agradece al urbanismo, a la historia y a los hombres que se hayan dejado capturar por esta solemnidad que tiene la ciudad y la hayan respetado a lo largo de los siglos como un legado que seguiremos viendo con la admiración con la que la han mirado los poetas, los músicos, los escritores, los artistas que la convirtieron en un fetiche y en millones de palabras, de dibujos, de evocaciones y de pasión como esa del músico chileno. ¿Por qué no vendemos Chile y nos compramos algo más chico cerca de París? (El País, 17/11/2009).


Por eso dicen que París bien vale una misa. Tan es así que al general al que Hitler ordenó que volara los puentes para vencer a la resistencia desobedeció al Führer, pues consideró que tanta belleza no podía quedar bajo la metralla, y salvó de la destrucción una de las bellezas más grandes del mundo (El País, 17/11/2009).


Ahora que existe una diáspora de chiapanecos a Estados Unidos de América a más de uno se le ha de venir a la memoria eso que decía Acario Cotapos a Pablo Neruda, sólo que cambiando los lugares, ¿por qué no vendemos Chiapas y nos compramos algo más chiquito cerca de Nueva York o de San Francisco?

País de locos y la revolución del 2010


Nos dice Témoris Grecko desde el Kurdistán: hace una hora vi que la televisión turca exhibía –y repetía– el video del asesinato de dos personas en el Metro de la Ciudad de México. Estaba sentado en el suelo al lado de un kurdo de 62 años, un hombre que pasó casi una década preso en horribles cárceles, a causa de sus actividades en el movimiento armado que todavía hoy enfrenta al ejército turco en su lucha por la independencia del Kurdistán. Estoy en Şanliurfa, cerca de donde surgió el PKK, Partido de los Trabajadores Kurdos, la guerrilla separatista. Éstos son días de fiesta porque celebran el fin del Ramadán. Los niños se persiguen por las calles agitando sus juguetes, todos de un mismo tipo: armas. Imitaciones en plástico de pistolas, fusiles Uzi, Kalashnikov Ak-47, M-1 y otros que no identifico. No hay pelotas de futbol, bates de beisbol, carritos ni mucho menos muñecas. Alguien me explica que en todas las casas los padres guardan armas de verdad y los chamacos sólo repiten lo que ven.


Las imágenes, sin embargo, no sólo me dejaron estupefacto a mí: el exguerrillero también se quedó con la boca abierta. “¿Por qué pasa eso en México?”, preguntó. La siguiente noticia mostraba a madres turcas que visitaban las tumbas de sus hijos, muertos en la guerra. Pero la insensatez de ver a un hombre que disparaba contra otro, desarmado, frente a cientos de personas en el transporte masivo de una gran ciudad, lo afectó más.


(Y salir de una situación en la que hasta un exguerrillero kurdo, sentado en su ciudad de pistolas, voltea a mirarnos con ojos de, caray, ¡qué mal están en su país!)


Lo que nos revela el escritor y viajero mexicano Témoris Grecko es grave, pues que una persona en un país tan lejano y que ha vivido una guerra cruel diga eso de la violencia que se ha apoderado de nuestra patria es grave y debe movernos a la reflexión.


Otro aspecto que debemos tener presente es que no hay, necesariamente, una relación directa entre pobreza y violencia, como muchos pretenden ver, pues si así fuera Chiapas sería el estado más violento del país y es obvio que no es así. Al menos en violencia no llevamos el primer lugar afortunadamente.