Ángeles Mariscal/corresponsal

Ixtapa, Chis., 23 de enero. Al menos una docena de comunidades tsotiles de Ixtapa pidieron a los gobiernos estatal y federal su reconocimiento como pueblos indígenas, para ser incluidos en los proyectos de desarrollo de este sector. Según la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indios
(CDI) en el país hay más de un millón de indígenas no reconocidos como tales, debido a los criterios censales oficiales.

Ixtapa, ubicado en el centro del estado, se encuentra considerado como un municipio de mestizos, a pesar de que al menos el 20 por ciento de su población, unas 4 mil personas, “hablan alguna lengua indígena”, según el II Conteo de Población y Vivienda en el 2005 del INEGI.

Para fines económicos Ixtapa se ubica dentro de los municipios de “alta marginación”, y por tanto fue excluido de programas especiales de desarrollo destinados a las 28 circunscripciones de “muy alta marginación”, como sus vecinos de Zinacantán, Chamula y Larrainzar.

En la práctica estos criterios se diluyen porque indígenas procedentes de la misma etnia y con el mismo nivel socio económico habitan en toda la región. Tal es el caso de los habitantes de las comunidades La Ciénaga, La Tralla, Manzanillo, Multajó, Manguito, y otros ubicados en la circunscripción de Ixtapa.

El matrimonio de Micaela Sántiz Ruiz y Mariano Sántiz Sántiz, junto con otras 20 familias de tsotsiles , habitan el poblado La Ciénega. Dedicados a la siembra de chayote, y maíz para el autoconsumo, los indígenas han solicitado por años la pavimentación del camino que conduce a su comunidad, y financiamiento para el cultivo de chayotes orgánicos, a fin de darle una plusvalía al producto del que se sustentan.

“La Secretaria del Campo (estatal) dijo que sólo hay apoyos para sembrar aguacate y limón persa porque son sus proyectos del gobernador, nosotros ya tenemos 10 hectáreas de chayote que producen todo el año”, explica Mariano Sántiz.

En su difícil español, el indígena y los otros jefes de familia explican que no desean un cambio de cultivos porque eso implica esperar al menos cuatro años para cultivar los nuevos productos.

“Entonces nos dijeron que no hay apoyos, no hay recursos porque no estamos en los 28 municipios más marginados, ¿cómo dicen eso si somos de las mismas familias de los chamulas y Larranizar?” se cuestionan.

Detallan que en su caso, ante la falta de tierra en San Juan Chamula, logrado hace 15 años comprar tierras y extenderse hasta Ixtapa, lo que no significa que automáticamente tengan un mejor nivel de vida.

De ello da muestra unos 15 niños de entre 3 y 6 años que se arremolinan en unas pocas bancas que hay en el interior de una construcción de madera y piso de tierra que hace las veces de Escuela Primaria Emiliano Zapata 00KBP1603X, según consta en lo escrito con un gis en una de las tablas del lugar.

En el interior de las viviendas de La Ciénega, todas de una sola pieza, con piso de tierra y paredes de madera, las mujeres como Micaela Sántiz, también lamentan no ser incluidas en proyectos oficiales de costura u de hortalizas, que promueven para las comunidades indígenas.

“Porque no vivimos del lado del lado de Chamula no somos considerados como de los pueblos indígenas, entonces cosas como la luz, también la tenemos que pagar como si viviéramos en Tuxtla (la capital de Chiapas), entonces queremos que el gobierno nos reconozca como indígenas marginados que también somos”, reiteran.

En su reciente visita a la entidad, el titular de la CDI, Xavier Abreu, reconoció que el INEGI reconoce como municipios y pueblos indígenas únicamente a los que tienen el 40 por ciento o más de su población como hablante de alguna lengua, lo que deja fuera de este criterio, y de los programas de desarrollo destinados a este sector, a más de un millón de personas en México.
-o0o-